21 Oct El futuro de los ‘wearables’ se encuentra bajo la piel
Microsoft todavía no ha presentado el smartwatch que lanzará antes de Navidad, pero la próxima generación de dispositivos portables podría no estar en la muñeca, sino en el interior del cuerpo mediante pequeños tatuajes o sensores.
Underskin –del inglés bajo la piel– es un tatuaje digital que se implanta bajo la piel de la mano y se carga con el propio calor corporal. La idea, digna de una película de ciencia ficción, corre por cuenta de New Deal Design, empresa responsable del diseño de la pulsera Fitbit y del móvil modular de Google, Ara. «Se trata solo de un proyecto conceptual de cómo podrían ser los wearables«, explica a Teknautas el presidente de la empresa, Gadi Amit, «pero estas tecnologías estarán bajo la piel en cinco años».
Las posibilidades de un pequeño tatuaje como este parecen infinitas gracias al sistema NFC que utilizaría: abrir puertas, registrar las constantes vitales y asegurar que las tarjetas de crédito solamente funcionen en manos de sus dueños.
New Deal Design
“Como vive en tu interior adquiere tu historia”, explica a Wired Jaeha Yoo, diseñadora de la empresa, “se convierte en algo que entiende quién eres”. La experta asegura que el dispositivo llegaría a entender las relaciones con otras personas. No solamente detectaría la posición del usuario sino también sus movimientos, por lo que podría diferenciar si choca la mano de un amigo o le coge la mano a su pareja. De esta forma, se podría intercambiar información con un simple apretón de manos.
New Deal Design ha elegido la mano como el lugar apropiado para Underskin porque es la parte del cuerpo que interactúa con el resto del mundo. La empresa asegura que la parte más difícil para que un sistema como este vea la luz sería lograr la flexibilidad del dispositivo. Además, están convencidos de que se empezarán a ver startups centradas en este tipo de wearables muy pronto.
Este tipo de implantes podría ser el siguiente paso lógico tras los tradicionales wearables que ya se llevan en forma de gafas o de reloj. “En el futuro habrá una integración más íntima entre electrónica y sistemas biológicos”, asegura a The New York Times el investigador de la Universidad de Illinois experto en materiales, John Rogers.
John A. Rogers/Universidad de Illinois
Pero no todas las aproximaciones implican llevar un chip bajo la piel. Empresas como MC10 ya trabajan con pequeñas pegatinas que son como ordenadores adhesivos. Estos chips son flexibles, doblables y muy delgados, pero sobre todo no invasivos. Las aplicaciones médicas son numerosas. Johns, por ejemplo, utiliza este tipo de parches para monitorizar el movimiento de pacientes con párkinson.
En la otra cara de la moneda se encuentra la empresa Dangerous Things –Cosas Peligrosas en inglés–, cuya tienda online vende, además de diversos sensores implantables, kits de «hágaselo usted mismo» con bisturí incluido. La compañía especifica claramente que algunos de sus productos “son peligrosos” y que deben usarse “por tu cuenta y riesgo”.
Ya se implantan anticonceptivos
Lo cierto es que estas inserciones corporales no son una novedad en medicina: marcapasos, implantes cocleares e incluso de silicona son habituales. Y los anticonceptivos subdérmicos, consistentes en una pequeña varilla que se coloca bajo la piel del brazo, se emplean desde hace décadas
En este sentido, fue Bill Gates quien dio la idea para un nuevo implante anticonceptivo durante una visita al MIT. Ahora, estos dispositivos podrían durar 16 años –casi la mitad de la vida reproductiva de una mujer– y ser activados y desactivados a distancia.
El uso de este tipo de implantes demuestra que, en teoría, se podría llevar un chip bajo la piel de forma segura. Sin embargo, su incorporación no sería tan sencilla como hacerse un tatuaje. Los implantes anticonceptivos no requieren cirugía, aunque sí que son colocados por un profesional.
Otro problema al que se enfrentan los dispositivos implantables es el de su duración. La tecnología tiene una vida cada vez más corta, y aunque se cambie de móvil una vez al año, no es seguro que los usuarios estén dispuestos a cambiar sus implantes anualmente.
En cualquier caso, la mayor barrera a la que se tendrá que enfrentar esta tecnología es al rechazo. “Cuando empezamos a trabajar en Underskin todo el mundo se mostró quisquilloso, pero lo cierto es que la gente ya se pone piercings, tatuajes y controles de natalidad, por lo que un dispositivo así no es un paso tan grande”, asegura Yoo.
Fuente: El Confidencial