La seguridad del pago ‘online’, punto débil de la banca

La seguridad del pago ‘online’, punto débil de la banca

 

La Autoridad Bancaria Europea (EBA, por sus siglas en inglés), expuso el pasado mes de diciembre las directrices a seguir en lo que a seguridad de los pagos por internet se refiere, estableciendo unos requisitos mínimos a los proveedores de servicios extraídos del European Forum on the Security of Retail Payments (SecuRe Pay). El objetivo de esta directiva no es otro que el de acabar de una vez por todas con el fraude online y la fecha elegida en primera instancia para ello era el 1 de febrero de 2015. Tras varias desavenencias, los bancos aplazaron la creación de un marco más seguro para el 1 de agosto de este mismo año, pero lo cierto es que a día de hoy son muchas ya las medidas de seguridad obsoletas en este sector que piden a gritos una reforma tecnológica.

El fraude por internet, ya sea a través de servicios de banca o pagos con tarjeta, propicia cada año pérdidas multimillonarias. Entre las diversas medidas destinadas a frenar esta tendencia y fortalecer los pagos online en la UE se encuentra principalmente la de llevar a cabo una autenticación realmente eficaz del cliente, con el fin de verificar su identidad antes de proceder a un pago en línea. Sin embargo, en lugar de disponer de mecanismos de seguridad como la doble autenticación o biometría, más acordes a los tiempos en los que vivimos, actualmente los bancos siguen estancados ofreciendo tarjetas de coordenadas. Casualmente, una de las primeras prácticas que la UE quiere erradicar de un plumazo.

Según ha explicado a Teknautas el director de Innovación en Medios de Pago del Foro de Economía Digital, Jorge Ordovas, “la tarjeta de coordenadas es una tecnología de hace demasiado tiempo. No es segura porque si la pierdes cualquiera puede hacerse pasar por ti. Dejó de tener sentido en el momento en que todos tenemos un smartphone en nuestro bolsillo”.

La tendencia en Europa y lo que en definitiva persigue SecuRe Pay es abandonar mecanismos obsoletos como estas tarjetas y aprovechar la penetración de los dispositivos móviles para incentivar métodos más seguros que permitan interactuar en tiempo real (enviar un código por SMS, o mediante una app, utilizar biometría, etc). Distintas redes sociales o servicios de correo como Facebook o Gmail sin ir más lejos ya disponen del factor de doble autenticación. De esta forma, cualquier usuario puede activar que cada vez que entre en su cuenta esta le solicite no sólo introducir su usuario y contraseña, sino además teclear un código que habrá recibido previamente en su terminal.

 

La primera consecuencia de esto según el socio del despacho de abogados Abanlex, Pablo Fernández Burgueño, es que “ahora mismo es mucho más fácil que un tercero entre en mi cuenta bancaria que en mi perfil de Facebook. En la primera el acceso está escrito en una tarjeta de coordenadas que siempre es la misma. En el segundo cambia constantemente”.

La clave que solicita la doble autenticación es de un único uso. Es decir, que cuando se utiliza, expira. Por lo que resulta mucho más fiable que la tradicional tarjeta de coordenadas y más difícil de hackear. Idea compartida por Fernando de la Cuadra, director de Educación de Eset España: “Tener una clave escrita en un trozo de papel que sirva para cualquier operación y en cualquier momento es un riesgo. Antes o después, los bancos deberán cambiar la tarjeta de coordenadas por la doble autenticación”.

 

La banca no invierte en tecnologías más seguras

Lejos de prepararse para el nuevo estándar europeo, la mayoría de bancos sigue apostando actualmente por la tarjeta de coordenadas como principal elemento para probar la autenticidad del usuario. Otros como Bankinter directamente incentivan su uso incluso desde los relojes inteligentes.

“Emparejar nuestra tarjeta de coordenadas al smartwatch es como hacerle una fotografía y guardarla en el teléfono móvil. Ninguna de las dos opciones es segura”, ha añadido Fernando de la Cuadra. No le falta razón, la clave del éxito de la doble autenticación es el hecho de recibir un código que expira a los pocos segundos en un dispositivo ajeno al de la transacción que se esté llevando a cabo. “En lugar de conectarse a la tarjeta de coordenadas, los bancos podrían aprovechar el potencial de los relojes inteligentes para recibir esta contraseña”.

De cualquier forma, la tarjeta de coordenadas no es, ni de lejos, la única carencia de la que adolece la banca online en cuanto a seguridad se refiere. Las preguntas de seguridad del tipo “Cuál es el nombre de tu mascota?” o “¿Cuál es tu personaje de ficción favorito?” son otro de los puntos débiles de este sector. Por no hablar de los cajeros automáticos, que merecen una mención aparte.

“Utilizar un pin de cuatro cifras en un cajero automático también dice muy poco de la seguridad de un banco. Es insuficiente para los tiempos en los que vivimos. En los años 80 sería una novedad, pero hoy no. Por si esto fuera poco, la mayoría de ellos llevan sistemas embebidos que en el mejor de los casos son Windows XP. Otros son todavía más antiguos y llevan instalados desde hace más de diez años”, ha argumentado Josep Albors, director de Laboratorio de Eset España.

Hace ya varios años desde BlackHat se demostró cómo acceder al sistema operativo de un cajero automático. Desde entonces han sido múltiples los virus como por ejemplo Tyupkin, que en algún momento u otro han logrado hackearlos. Pero no sólo estas máquinas son objeto de ataques. Esta misma semana la firma de seguridad Kaspersky desveló que una banda de ciberdelincuentes ha conseguido robar hasta 1.000 millones de dólares de al menos 100 instituciones financieras de todo el mundo. No se crean que fue de golpe. Llevaron a cabo la operación en dos años. Trabajando en la sombra. Infiltrándose en las distintas redes pausada pero incesantemente. Y hay infinidad de casos más.

Ante esta situación la pregunta es inevitable. ¿Hace la banca lo suficiente para evitar el fraude? La mayoría de expertos lo tiene claro: no.

“Estudiando el historial de tus usuarios puedes saber sus hábitos y de esta forma impedir que, por ejemplo, utilicen la tarjeta de un cliente en España si se encuentra en ese momento en China”, ha explicado Josep Albors. Algunas tecnológicas como Apple te avisan de que están utilizando tu ID si se hace desde un dispositivo que no es el habitual. Y estamos hablando de una plataforma que se utiliza generalmente para comprar música y películas. Lo mismo ocurre con las redes sociales y correo electrónico. La mayoría de bancos sin embargo no avisan mediante un SMS o correo electrónico si se está accediendo a nuestra cuenta bancaria desde un aparato distinto al habitual, que suele ser nuestro smartphone o PC de casa y el trabajo. Y estamos hablando del lugar donde guardamos nuestro dinero.

Según Albors hace falta un estándar europeo y sobre todo más inversión: “Por falta de tecnología no es, porque existen soluciones desde hace mucho tiempo”. Ese es precisamente el reto de SecuRe Pay. Crear un marco común para que todos los bancos cumplan con unos mínimos y no dejen la responsabilidad exclusivamente al usuario. Eso sí, manteniendo el equilibrio entre la seguridad y la facilidad de uso. “Si lo haces muy complicado, al final la gente no paga”.

 

 

 

 

Fuente: El Confidencial



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